La fiebre no está en la sábana;
El morbo y el llevar vidas, no está en la red social o el modelo de celular;
El chivo no es el culpable del fraude;
La falda o el escote corto no cambian admiración en acoso;
El sofá no es culpable de las nalgas que allí se sientan a chismear, maldecir o a ser infieles;
También se sale todos los días de un barrio, en un motor, con medio desayuno, a trabajar primero y estudiar después.
El cargo, la cuenta, la filiación a lo que sea o a quien sea...vaya grandes sábanas estas, no justifican saltarse la simple fila o la alta ley.
La fiebre no está en la sábana, está en nosotros, en nuestra razón cegada por los instintos, en nuestra moral de conveniencias, en nuestra corta visión del tiempo llamado vida.
Somos no sólo porque estamos vivos, sino por la conciencia que de estar vivos tenemos y porque no estamos solos, asumamos nuestras fiebres con paciencia, generemos anti-cuerpos (que casualidad la palabrita) contra sus causas y busquémonos con ansias esas otras fiebres que calientan tanta apatía, tanta frialdad, tanto egoísmo.
El Sijú Platanero.
